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lunes, 3 de noviembre de 2014

¿Qué buscas?

Lo único en que podía pensar era en que había iniciado aquel viaje para poner un punto final a la vida que llevaba. Le había dicho a todo el mundo que eran unas vacaciones para desconectar y decía la verdad a medias. Necesitaba huir, estar solo, echar de menos, echar de más, concentrarse en nada y pensar en todo. Pero las vacaciones estaban siendo nefastas. Se perdía por las calles pero no como cuentan los libros, se había emborrachado, pero no como en las películas. Aquello era una puta basura y no tenía pinta de cambiar. La última noche se metió en un bar para calmar la voraz hambre que llamaba a portazos a su estómago. Pidió como el que sabe lo que quiere algo que no había probado en su vida y se lo llevó a la mesa. Lo devoró más con ansia que con gusto y, casi terminado el plato, un chico de unos veinte años le miró inquisitivo desde la mesa de al lado. Cejó en seco casi hasta el respirar y le miró esperando alguna interacción por su parte. El chico se acercó y se sentó justo frente a él. - ¿Por qué comes así? - Porque tengo hambre, ¿te molesta? - Un poco. No supo qué contestar a aquella afrenta. No le hizo gracia pensar que un desconocido le observaba para mal, que aquel niñato se sintiera molesto porque él comiera así. - Pues, no lo cierto es que no lo siento. No voy a pedirte disculpas por, ¡comer! - Tranquilo, no lo espero. ¿Vuelves mañana a tu vida y con las manos vacías? Cristian se sorprendió de aquella pregunta. ¿Conocía a aquel chico? ¿Le había visto antes? Lo cierto es que no le sonaba y le resultaba familiar. - No sé de qué me estás hablando. Pero, si no te importa, quisiera terminar de cenar.- No se sentía cómodo con esa situación y quería despacharle lo antes posible. - Tómate las cosas con calma Cristian, no estoy aquí para incordiarte. Quieres salir corriendo pero tu educación te lo impide. Tranquilo. Estoy aquí porque lo necesitas porque no tienes una buena temporada. Pero todo es superable. Cristian le miró atónito. ¿Por qué sabía su nombre? ¿De qué iba este tipo imberbe y con cara de estúpido que no conocía de qué cojones iba la vida, y mucho menos su vida? - Ni soy estúpido, ni soy un niñato, ni te estoy molestando porque estoy aquí por tu bien. Tardarás un rato en asimilar que esto está sucediendo, pero no será hasta mañana hasta que te plantees la noche de hoy. Ahora vas a entrar al trapo de la conversación porque estás tan desesperado que hasta un crió desconocido como yo, en un país que está siendo un fiasco, te resulta un tabla en mitad del mar. Así que empezaré en serio contigo porque, lo necesitas. Porque me necesitas. ¿Qué buscas?

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